Es domingo. La primavera recién nacida cubre el camino de pinochos, girasoles, caprichos y margaritas. El ascenso a Los Cacaos de San Cristóbal está a medio camino entre lo sublime y lo tortuoso. De un lado están las flores; del otro, el abismo.
En el microbus, junto al grupo, viajan dos personas que quieren conversar con Frank Marcano, un ex combatiente constitucionalista que nunca pidió nada para sí mismo, ni siquiera cuando la diabetes empezó a destejer de a poco los hilos de su vida.
A lo lejos, la vista de una ciudad que se vuelve pequeña con la lejanía les da a los nuevos visitantes la impresión de que lo recorrido empieza a desvanecerse y que se adentran, cada vez más, en el terreno de lo mágico. LEER......
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